Nació en Bucaramanga (Colombia) en 1959, se licenció en Educación con énfasis en Filología y Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá y se especializó en Lengua y Literatura Española en el Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid. En 1986 participó en la iniciación del proyecto de la Fundación Rafael Pombo de Bogotá en calidad de coordinadora de la biblioteca infantil, desarrollando talleres de animación a la lectura para niños y profesores. Fue consultora para el Ministerio de Educación de Colombia en el diseño del Programa Nacional de Lectura. En la actualidad se desempeña como profesora universitaria en las áreas de literatura y lecto-escritura. Como una de las fundadoras de Espantapájaros Taller, desarrolla trabajo especializado en la formación literaria de los niños más pequeños. Sus artículos críticos han aparecido en publicaciones como Hojas de lectura, Revista latinoamericana de literatura infantil y juvenil y El libro en América Latina y el Caribe. Ha escrito libros de texto en el área de español y literatura; publicó La aventura de leer, uno de los módulos sobre lectura del proyecto CERLALC-ICBF con madres comunitarias.
Especializada en sus inicios en literatura infantil y juvenil, entre sus obras cabe resaltar títulos como El terror de sexto B (1995) y María de los Dinosaurios (1998). Uno de sus cuentos, Los agujeros negros (2000), fue seleccionado por la editorial española Alfaguara para su colección "Los Derechos del Niño", creada por prestigiosos escritores e ilustradores de distintos países de habla hispana para mostrar a los niños y niñas cuáles son sus principales derechos y cómo lograr un mundo más solidario y más justo.
Los agujeros negros cuenta la historia de Juan, un muchacho que no ha regresado a San Juan del Sumapaz desde que murieron sus padres. Entre los recuerdos que guarda de aquel enigmático lugar -al que le llevaban a pasear cuando era muy pequeño-, ocupan un lugar primordial una extraños agujeros negros que le han hecho perder el sueño desde que los vio. Como regalo de cumpleaños, Juan consigue que su abuela le lleve de nuevo hasta allí. A su regreso a la ciudad, ya puede apagar la luz del pasillo mientras duerme: los agujeros negros han desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario